Las profecías de San Malaquías representan uno de los documentos más controvertidos y enigmáticos en la historia del catolicismo y la parapsicología. Supuestamente escritas por Malaquías O’Morgair, arzobispo irlandés del siglo XII, estas profecías consisten en una lista de 112 frases crípticas en latín que presuntamente describen a todos los papas desde Celestino II (elegido en 1143) hasta el fin de los tiempos. Durante siglos, estas misteriosas predicciones han fascinado a creyentes, historiadores y teóricos de la conspiración por igual, generando un debate interminable sobre su autenticidad, precisión e implicaciones escatológicas.
Como investigador especializado en fenómenos paranormales y profecías históricas, he dedicado años al estudio exhaustivo de este documento, examinando tanto las evidencias históricas como las interpretaciones contemporáneas que han surgido en torno a este fascinante texto. Este análisis pretende separar los hechos de la ficción, ofreciendo una perspectiva crítica basada en documentación histórica rigurosa.
Es importante señalar que la Iglesia Católica nunca ha reconocido oficialmente estas profecías ni las ha incluido en su canon, manteniéndose distante de las interpretaciones apocalípticas que frecuentemente se les atribuye. Sin embargo, su influencia cultural y el aparente «acierto» de algunas predicciones han mantenido vivo el interés en este enigmático texto a lo largo de los siglos.
Tabla de Contenidos
Origen histórico y contextualización
¿Quién fue San Malaquías?
Malaquías O’Morgair (1094-1148) fue una figura histórica real, reconocido como santo por la Iglesia Católica. Nació en Armagh, Irlanda, y se convirtió en arzobispo de esa misma sede. Destacó como reformador eclesiástico, introdujo la orden cisterciense en Irlanda y mantuvo una estrecha amistad con San Bernardo de Claraval, quien escribió su biografía tras su muerte.
Según los registros históricos, Malaquías realizó un viaje a Roma en 1139 para visitar al papa Inocencio II, circunstancia que alguns investigadores señalan como el momento en que habría recibido o redactado sus famosas visiones sobre los futuros pontífices. Sin embargo, un hecho fundamental para nuestra investigación es que ni San Bernardo ni ningún cronista contemporáneo a Malaquías mencionan estas profecías en los documentos de la época.
La aparición tardía del documento
El aspecto más controvertido de las profecías es su aparición pública. El texto no fue conocido hasta 1595, cuando el monje benedictino Arnold Wion las publicó en su obra «Lignum Vitae«. Wion atribuyó el manuscrito a San Malaquías, pero el documento había permanecido completamente desconocido durante más de 440 años desde la muerte del santo irlandés.
Esta tardía aparición constituye el principal argumento de los escépticos, que sostienen que las profecías son en realidad una falsificación del siglo XVI. El historiador Benito Jerónimo Feijoo, uno de los primeros en analizar criticamente el documento, señaló en el siglo XVIII:
«No hay mención alguna de tales profecías hasta que las publicó Arnold Wion, después de quatrocientos y cinquenta años de la muerte de San Malaquías; y es totalmente inverosímil que siendo verdaderas, y de un Santo tan célebre, estuviesen tanto tiempo escondidas.»
Contexto político del siglo XVI
Para comprender la posible génesis de estas profecías, debemos considerar el contexto político-religioso de finales del siglo XVI. En 1590, tras la muerte del papa Urbano VII, se celebró un cónclave particularmente tenso, marcado por las presiones de la corona española. Algunos historiadores, como Carlos Estepa Díez, sugieren que las profecías podrían haber sido creadas como propaganda política para influir en la elección papal, favoreciendo al cardenal Simoncelli, candidato español, cuyo lema personal coincidía «casualmente» con la profecía correspondiente al papa que debía ser elegido («De antiquitate urbis» – «De la antigüedad de la ciudad»).

Estructura y contenido de las profecías
El texto atribuido a Malaquías consta de 112 breves lemas en latín, cada uno supuestamente describiendo a un futuro papa. Las profecías se dividen en dos partes claramente diferenciadas:
- Los primeros 74 lemas (desde Celestino II hasta Urbano VII): Estos cubren el período de 1143 a 1590, justo cuando las profecías fueron publicadas por primera vez.
- Los 38 lemas restantes: Predicen los papas desde Gregorio XIV (1590) hasta el final de los tiempos, culminando con «Pedro el Romano», quien presidiría la destrucción de Roma y el Juicio Final.
Ejemplos representativos
Algunos de los lemas más conocidos incluyen:
- «Lumen in caelo» (Luz en el cielo): Asociado con León XIII (1878-1903), cuyo escudo familiar incluía una estrella.
- «Pastor et nauta» (Pastor y marinero): Identificado con Juan XXIII (1958-1963), quien había sido patriarca de Venecia, ciudad de marineros.
- «De labore solis» (Del trabajo del sol): Vinculado a Juan Pablo II (1978-2005), quien nació durante un eclipse solar y fue enterrado durante otro.
La controvertida profecíafinal
El último lema, correspondiente al papa número 112, ha generado especial atención por su carácter apocalíptico:
«In persecutione extrema sacrae Romanae Ecclesiae sedebit Petrus Romanus, qui pascet oves in multis tribulationibus, quibus transactis civitas septicollis diruetur, et judex tremendus judicabit populum suum. Finis.»
(En la última persecución de la Santa Iglesia Romana ocupará el cargo Pedro el Romano, quien apacentará a sus ovejas entre muchas tribulaciones, tras las cuales la ciudad de las siete colinas será destruida y el terrible juez juzgará a su pueblo. Fin.)
Esta profecía final ha alimentado numerosas teorías conspirativas, especialmente tras la renuncia de Benedicto XVI y la elección del papa Francisco, a quien algunos identifican como el último papa de la lista.
Análisis de la credibilidad histórica
Precisión de las profecías: Un contraste revelador
Un aspecto fundamental para evaluar la autenticidad de cualquier documento profético es examinar su precisión. En el caso de las profecías de San Malaquías, existe un marcado contraste entre los lemas anteriores y posteriores a 1590, fecha de su publicación.
Los 74 primeros lemas (los que describen a papas anteriores a la publicación) muestran una notable precisión. Muchos coinciden con características personales de los pontífices, sus nombres de nacimiento, escudos de armas familiares o acontecimientos de sus pontificados. Esta aparente exactitud ha sido uno de los principales argumentos de quienes defienden su autenticidad.
Sin embargo, los lemas posteriores a 1590 presentan una ambigüedad mucho mayor, requiriendo interpretaciones cada vez más forzadas y post hoc para establecer conexiones con los papas correspondientes. El investigador Herbert Thurston realizó uno de los primeros análisis sistemáticos en 1904, concluyendo que:
«La facilidad con que los defensores de estas profecías han podido ajustar cada nuevo papa a su supuesto lema no es una prueba de la precisión profética del texto, sino de la ingeniosa versatilidad de sus intérpretes.»
Anacronismos y conocimiento histórico
Otro elemento que socava la autenticidad de las profecías son los anacronismos históricos detectados en el texto. Varios lemas anteriores a 1590 incluyen referencias a elementos que un profeta del siglo XII difícilmente podría conocer:
- Referencias a órdenes religiosas fundadas después de la muerte de Malaquías
- Alusiones a emblemas heráldicos que no existían en el siglo XII o que fueron adoptados posteriormente por las familias papales
- Uso de terminología eclesiástica que no se había desarrollado en tiempos de Malaquías
El historiador M.J. O’Brien, en su exhaustivo análisis publicado en 1880, identificó al menos 17 anacronismos significativos en el texto, lo que refuerza la hipótesis de su composición durante el Renacimiento.
El «efecto Barnum» y la interpretación retrospectiva
Desde una perspectiva psicológica, gran parte del aparente acierto de las profecías puede atribuirse al fenómeno conocido como «efecto Barnum» o «efecto Forer», según el cual las personas tienden a aceptar descripciones vagas y generales como específicamente aplicables a ellas mismas.
Los lemas de San Malaquías son suficientemente ambiguos como para permitir múltiples interpretaciones. Como señala el psicólogo Stuart Vyse:
«Cuando se trata de profecías, la mente humana es extremadamente hábil para encontrar coincidencias y patrones, incluso cuando no existen. Es lo que llamamos ‘razonamiento retrospectivo’ o ‘sesgo de confirmación’.»
Un ejemplo claro es el lema «Religio depopulata» (Religión despoblada), asignado a Benedicto XV. Aunque inicialmente no parecía tener relación con este papa, tras el estallido de la Primera Guerra Mundial —que ocurrió durante su pontificado— muchos interpretaron que la profecía se refería a la devastación espiritual causada por el conflicto. Esta flexibilidad interpretativa es característica de la pseudociencia profética.

Interpretaciones contemporáneas y teorías conspirativas
El caso del Papa Francisco
La renuncia sin precedentes del papa Benedicto XVI en 2013 y la posterior elección del papa Francisco han intensificado el interés por las profecías de San Malaquías. Según la lista, Benedicto XVI correspondería al penúltimo papa, descrito como «Gloria olivae» (Gloria del olivo), mientras que Francisco sería el último, «Petrus Romanus«.
Esta situación ha generado diversas interpretaciones:
- Algunos teóricos sostienen que Francisco es efectivamente Pedro el Romano, basándose en conexiones como su pertenencia a la orden jesuita (fundada por San Ignacio, quien tenía devoción por San Pedro) o su nacimiento en Argentina de padres italianos.
- Otros intérpretes argumentan que Benedicto XVI, al mantener el título de «Papa emérito», sigue siendo técnicamente un papa, y que Francisco podría no estar incluido en la lista original, siendo un «antipapa» o un papa «interregno».
- Una tercera interpretación sugiere que podría haber más papas entre «Gloria olivae» y «Petrus Romanus«, considerando que la profecía final no está numerada y podría representar una era más que un pontífice específico.
El Dr. Thomas Horn, uno de los principales difusores contemporáneos de estas teorías, ha publicado varios libros argumentando que las profecías de Malaquías, junto con otras predicciones apocalípticas, señalan el inminente fin de la Iglesia Católica tal como la conocemos.
Conexiones con otras profecías apocalípticas
En círculos milenaristas, las profecías de San Malaquías se han integrado con otras tradiciones apocalípticas, creando un corpus de teorías del «fin de los tiempos». Entre las conexiones más frecuentes se encuentran:
- Las apariciones marianas de Fátima y La Salette, que contienen mensajes sobre crisis en la Iglesia
- El Tercer Secreto de Fátima, cuya interpretación completa sigue siendo objeto de debate
- Las profecías de Nostradamus sobre el «último Papa»
- La profecía de los tres papas atribuida a Pío X, según la cual después de tres pontificados vendría el fin
Estas conexiones, aunque atractivas para quienes buscan patrones proféticos, carecen generalmente de base documental sólida y ejemplifican lo que el académico Michael Barkun denomina «pensamiento conspirativo», caracterizado por la tendencia a interconectar eventos dispares bajo una narrativa unificadora.
Perspectiva científica y explicaciones racionales
La hipótesis de la fabricación renacentista
La explicación más parsimoniosa para el origen de las profecías, respaldada por numerosos historiadores como Félix Guichard y Lorenzo Hervás y Panduro, es que fueron fabricadas en el siglo XVI, probablemente por el círculo del cardenal Girolamo Simoncelli o por adeptos a la facción española durante el cónclave de 1590.
Esta teoría explicaría:
- La ausencia total de menciones al texto antes de 1595
- La precisión sospechosa de los primeros 74 lemas (escritos retrospectivamente)
- Los anacronismos detectados en el documento
- El hecho de que el lema correspondiente al papa que debía ser elegido en 1590 favoreciera claramente al cardenal Simoncelli
El historiador Arnaldo Momigliano señala que la práctica de crear «profecías retrospectivas» o vaticinia ex eventu era común en el Renacimiento, siguiendo una tradición que se remonta a la Antigüedad clásica.
Análisis lingüístico y estilístico
Los estudios lingüísticos del texto latino de las profecías también aportan evidencias significativas. El latinista Ludwig von Pastor observó que el latín empleado en el documento muestra características estilísticas del siglo XVI, no del XII:
«El vocabulario, las construcciones sintácticas y ciertos giros retóricos revelan un latín humanista renacentista, muy distinto del latín eclesiástico medieval que habría utilizado un monje irlandés del siglo XII.»
Este tipo de análisis filológico, aunque técnico, constituye una de las pruebas más sólidas contra la autenticidad del documento, puesto que el lenguaje es un indicador temporal difícilmente falsificable.
El papel de la coincidencia y el sesgo cognitivo
Desde la perspectiva de la psicología cognitiva, fenómenos como la apofenia (tendencia a percibir conexiones significativas en datos aleatorios) y la pareidolia (reconocimiento de patrones familiares donde no existen) explican gran parte del aparente cumplimiento de las profecías.
El matemático John Allen Paulos ha aplicado principios estadísticos para demostrar que, dado un conjunto suficientemente ambiguo de predicciones y un esfuerzo interpretativo adecuado, siempre es posible encontrar «coincidencias significativas», especialmente mediante lo que denomina «cherry picking» o selección sesgada de datos.

Impacto cultural y mediático
A pesar de su dudosa autenticidad histórica, las profecías de San Malaquías han tenido un impacto cultural considerable, influyendo en:
- Obras literarias, como «El nombre de la rosa» de Umberto Eco.
- Documentales pseudohistóricos y programas de misterio.
- Películas apocalípticas y narrativas sobre conspiraciones vaticanas.
- Literatura milenarista y textos de «preparacionismo» ante el fin del mundo.
Durante cada cónclave papal, especialmente el de 2013, los medios de comunicación suelen resucitar el interés por estas profecías, generando titulares sensacionalistas sobre el «último papa». Este fenomeno se intensificó con la renuncia sin precedentes de Benedicto XVI, que para muchos parecía confirmar el carácter excepciónal de los tiempos descritos en la profecía.
El sociológo Robert Bartholomew ha estudiado este fenómeno como un ejemplo de «pánico moral mediáticamente amplificado», donde las antiguas ansiedades apocalípticas se reconfiguran y distribuyen a través de los modernos medios digitales.
Conclusión: Desmitificando las Profecías
Tras este análisis exhaustivo de las profecías de San Malaquías, podemos extraer varias conclusiones fundamentadas en la evidencia histórica, lingüística y psicológica:
- No existe evidencia contemporánea al siglo XII que respalde la autenticidad de estas profecías. Su aparición cuatro siglos después de la muerte de Malaquías, sin menciones previas en ninguna fuente, constituye una anomalía histórica difícilmente explicable si fueran auténticas.
- El contraste en precisión entre los lemas anteriores y posteriores a 1590 sugiere fuertemente que se trata de un caso clásico de vaticinia ex eventu o «profecías después del hecho», un fenómeno bien documentado en la historia de los textos proféticos.
- Los anacronismos y características lingüísticas del texto son consistentes con una fabricación renacentista, posiblemente con motivaciones políticas relacionadas con el cónclave de 1590.
- Las aparentes coincidencias entre los lemas y los papas posteriores pueden explicarse adecuadamente mediante la combinación de ambigüedad deliberada, interpretación retrospectiva y sesgos cognitivos como la apofenia y el efecto Barnum.
- El impacto cultural de estas profecías, a pesar de su cuestionable autenticidad, demuestra la persistente fascinación humana por las predicciones apocalípticas y las narrativas milenaristas.
Como investigador del campo parapsicológico y estudioso de profecías históricas, considero que las profecías de San Malaquías representan un fascinante caso de estudio sobre cómo se construyen y perpetúan las leyendas proféticas. Aunque carecen de validez como documento histórico auténtico del siglo XII, ilustran perfectamente los mecanismos psicológicos, sociales y culturales que subyacen a la persistencia de creencias apocalípticas a lo largo de los siglos.
En un mundo donde la desinformación y las teorías conspirativas proliferan a velocidad digital, el análisis crítico de estos fenómenos históricos nos ofrece valiosas herramientas para distinguir entre evidencia histórica y elaboración mítica. Las profecías de San Malaquías, con su mezcla de historia, religión y predicción apocalíptica, continuan ejerciendo fascinación precisamente porque conectan con ansiedades humanas fundamentales sobre el futuro y el destino final de nuestras instituciones.
Como señaló el historiador Norman Cohn en su estudio sobre el milenarismo:
«Las profecías apocalípticas raramente mueren por completo; más bien, se transforman y adaptan a nuevos contextos históricos, manteniendo su atractivo emocional mientras se ajustan a las circunstancias cambiantes.»
Las profecías de San Malaquías demuestran la veracidad de esta observación. A pesar de las abundantes evidencias que cuestionan su autenticidad, siguen alimentando especulaciones cada vez que se produce una transición papal. Este fenómeno nos recuerda que el pensamiento mítico y el razonamiento científico no son simplemente etapas evolucionarias de la conciencia humana, sino modos complementarios de interpretación que coexisten incluso en las sociedades más tecnológicamente avanzadas.
Desde una perspectiva parapsicológica rigurosa, es importante distingir entre el estudio objetivo de fenómenos inexplicados y la aceptación acrítica de tradiciones proféticas sin respaldo documental. Las profecías de San Malaquías, aunque fascinantes como artefacto cultural, pertenecen claramente a la seguda categoría, representando más un intrigante capítulo en la historia de la elaboración mítica que un auténtico fenómeno paranormal.

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