¿Sabías que en una encuesta de 2007 del New York Times a 265 profesores estadounidenses de Shakespeare, el 6% respondió que hay buenas razones para cuestionar la autoría y un 11% adicional dijo que es «posible»? Esta cifra, que podría parecer menor pero representa cientos de académicos especializados, refleja una realidad inquietante: incluso entre los expertos, persisten dudas sobre si el mayor genio de la literatura universal escribió realmente las obras que llevan su nombre. Durante más de cuatro siglos, una pregunta ha perseguido a académicos, escritores y conspiranóicos por igual: ¿fue realmente William Shakespeare de Stratford-upon-Avon quien escribió Hamlet, Romeo y Julieta o Macbeth?
En un mundo donde las teorías conspirativas shakespearianas han cobrado un renovado impulso gracias a las redes sociales y las nuevas tecnologías de análisis textual, esta controversia trasciende los círculos académicos para convertirse en uno de los debates más apasionantes de nuestra era digital. Mientras que Netflix estrena documentales sobre el tema y la inteligencia artificial revela nuevos secretos sobre la autoría colaborativa, nos encontramos ante una pregunta que va al corazón mismo de lo que consideramos genio artístico.
Después de leer este artículo, comprenderás por qué esta «conspiración literaria» ha persistido durante siglos, conocerás las evidencias más sólidas a favor y en contra de cada teoría, y descubrirás cómo los métodos científicos modernos están arrojando nueva luz sobre este enigma milenario.
¿Por qué la conspiración de Shakespeare importa más que nunca?
El renacimiento de las teorías alternativas en la era digital
La conspiración de Shakespeare no es simplemente una curiosidad académica del siglo XIX que ha sobrevivido por inercia. En la actualidad no existe una teoría respaldada con pruebas claras que aclare el debate sobre la autoría de las obras de Shakespeare, y esta incertidumbre ha encontrado terreno fértil en nuestra época de cuestionamiento sistemático de las narrativas oficiales.
Hemos observado un resurgimiento notable de estas teorías en los últimos años. En los últimos años ha resurgido con fuerza y se ha popularizado y «democratizado» mucho más gracias a internet. Las plataformas digitales han democratizado el acceso a documentos históricos, permitiendo que investigadores amateur y entusiastas literarios examinen evidencias que antes estaban reservadas a los círculos académicos más exclusivos.

El contexto actual: machine learning y nuevas revelaciones
La relevancia contemporánea de esta conspiración se ve reforzada por descubrimientos recientes que han utilizado inteligencia artificial para analizar la autoría shakespeariana. Métodos de aprendizaje automático (Machine Learning) señalan qué escenas no escribió William Shakespeare en sus obras. Estos hallazgos, lejos de resolver la controversia, han añadido nuevas capas de complejidad al debate.
Un estudio de 2021 realizado por Petr Plechác de la Academia Checa de las Artes demostró que La famosa historia de la vida de Enrique VIII fue efectivamente una colaboración entre Shakespeare y John Fletcher, confirmando sospechas que datan de 1850. Este tipo de revelaciones alimentan la pregunta natural: si Shakespeare colaboró tanto, ¿hasta qué punto podemos considerar «suyas» sus obras más famosas?
Las teorías principales: un laberinto de candidatos alternativos
Francis Bacon: el filósofo enmascarado
La primera y quizá más influyente de las teorías conspirativas shakespearianas surgió en el siglo XIX de la mano de Delia Bacon (sin parentesco con Francis), quien propuso que el autor legítimo de las obras de Shakespeare era un grupo de pensadores comandado por el filósofo y político de la corte inglesa Francis Bacon.
¿Por qué edward de vere resulta tan atractivo como candidato?
Los «oxfordianos» han construido un caso fascinante basado en coincidencias biográficas, pero que tiene un problema cronológico fundamental. Edward de Vere murió el 24 de junio de 1604, mientras que la cronología académica tradicional sitúa la composición de al menos 12 obras importantes después de esta fecha, incluyendo El rey Lear, Macbeth, Antonio y Cleopatra, y La tempestad.
El atractivo de Bacon como candidato radica en varios factores convincentes:
- Formación intelectual superior.
Licenciado en Cambridge, formado en derecho, filósofo natural
- Conocimiento de la corte.
Acceso directo a los círculos de poder que aparecen retratados en las obras
- Motivación para el anonimato.
El «stigma of print» – el desprestigio social que suponía para un noble publicar obras teatrales
Edward de Vere: el conde oxfordiano
Desde los años 1920, la teoría oxfordiana ha sido la teoría más popular de las alternativas de autoría de las obras de Shakespeare. Esta propuesta, iniciada por John Thomas Looney (un apellido que no ayuda precisamente a la credibilidad de la teoría), sugiere que Edward de Vere, decimoséptimo conde de Oxford, fue el verdadero autor.
Los «oxfordianos» han construido un caso fascinante basado en coincidencias biográficas que resultan, cuanto menos, inquietantes:
Las coincidencias sospechosas (y el problema cronológico)
Paralelismos vitales: Los seguidores de esta teoría encuentran correspondencias asombrosas entre la vida de De Vere y los argumentos de las obras. El conde perdió a su padre siendo joven (como Hamlet), fue tutor real (como en varias obras), viajó extensamente por Italia (escenario de múltiples comedias), y mantuvo relaciones turbulentas con figuras de la corte.
El obstáculo insuperable: Sin embargo, existe un problema fundamental que los oxfordianos intentan resolver con argumentos cada vez más elaborados: De Vere murió en 1604, pero al menos una docena de obras de Shakespeare se escribieron después de esta fecha. Los oxfordianos responden que estas obras «póstumas» estaban ya escritas o que las fechas tradicionales son incorrectas, pero la evidencia histórica y los análisis estilométricos modernos contradicen estas afirmaciones.
Christopher Marlowe: el dramaturgo resucitado
Una de las teorías más cinematográficas sugiere que Christopher Marlowe, supuestamente asesinado en 1593, fingió su muerte y continuó escribiendo bajo el pseudónimo de Shakespeare. Esta hipótesis, popularizada en películas y novelas, se basa en las sorprendentes similitudes estilísticas entre ambos autores y en las circunstancias sospechosas de la muerte de Marlowe.
El caso marlowe: espionaje y literatura
Marlowe era conocido por sus vínculos con los servicios de inteligencia isabelinos. Su muerte oficial – una riña en una taberna por la cuenta – siempre ha resultado sospechosa a los investigadores. Los «marlovianos» argumentan que:
- Las similitudes estilísticas son demasiado marcadas para ser coincidencia
- Marlowe tenía la educación universitaria que falta en la biografía de Shakespeare
- Su «muerte» coincide sospechosamente con el inicio de la carrera literaria de Shakespeare

La Hipótesis Femenina: Emilia Bassano
En los últimos años, una nueva teoría ha ganado tracción académica: la confabulación que cuenta con más adeptos en la era contemporánea apunta a la poeta Emilia Bassano (también conocida como Emilia Lanier), a quien se le ha identificado tradicionalmente como la «dama oscura» de los sonetos de Shakespeare.
¿Una Mujer Detrás del Genio?
Elizabeth Winkler, en un influyente artículo de 2019 en The Atlantic, revitalizó esta teoría señalando características que hacen de Bassano una candidata extraordinariamente plausible:
- Educación excepcional.
Era la primera mujer en publicar poesía en Inglaterra (1611)
- Conocimiento cultural directo.
Su ascendencia italo-judía le daba acceso a los ambientes culturales que aparecen en las obras
- Motivación para el anonimato.
En una época donde las mujeres no podían firmar obras teatrales
Las evidencias en el banquillo: ¿qué dice realmente la historia?
El problema de los documentos perdidos
Una de las frustraciones más grandes para los historiadores es la escasez documental sobre la vida de Shakespeare. Esta carencia ha sido tanto combustible para las teorías conspirativas como fuente de legítima preocupación académica.
Lo que sabemos con certeza
Los registros oficiales que tenemos sobre Shakespeare son menos escasos de lo que las teorías conspirativas sugieren, pero sí limitados para alguien de su supuesta importancia literaria:
- Seis firmas auténticas.
Todas muestran grafías diferentes, lo que ha alimentado las sospechas. Sin embargo, las variaciones en la escritura eran normales en la época, cuando la ortografía no estaba estandarizada
- Múltiples documentos legales.
Contratos teatrales, registros de bautismo y matrimonio, documentos de pleitos, transacciones inmobiliarias
- Referencias contemporáneas.
Al menos 23 referencias a Shakespeare como autor aparecen en documentos de su época, incluyendo elogios de Ben Jonson y Robert Greene
- Ningún manuscrito original.
No se conserva ni una sola página escrita de su puño y letra, pero esto es normal: tampoco existen manuscritos originales de Christopher Marlowe, Ben Jonson o la mayoría de dramaturgos de la época
Distintos autores reconocidos como Charles Dickens, Mark Twain, Orson Welles y Sigmund Freud fueron partidarios del grupo anti-stratfordiano y establecieron las diferencias notorias de la caligrafía entre cada uno de los manuscritos atribuidos a Shakespeare.

El contraargumento: la abundancia relativa de evidencia
Contrario a lo que sugieren las teorías conspirativas, William Shakespeare está mejor documentado que la mayoría de sus contemporáneos. Los académicos han identificado evidencia documental que incluye:
Registros oficiales contemporáneos: Más de 70 referencias a Shakespeare como autor en documentos de la época, desde registros de la Stationers’ Company hasta pagos de la corte real.
Testimonios de colegas: Ben Jonson, que conocía personalmente a Shakespeare, escribió sobre él tanto en vida como después de su muerte. Francis Meres lo menciona en 1598 en Palladis Tamia como uno de los mejores dramaturgos ingleses.
El contexto normal de la época: En los siglos XVI y XVII no era común documentar exhaustivamente la vida de autores teatrales. La supervivencia de registros personales de cualquier dramaturgo de la época es excepcional, no la norma.
El consenso académico aplastante
La convergencia de evidencia documental del tipo usado por los académicos para la atribución autoral -títulos de páginas, testimonios de otros poetas contemporáneos e historiadores, y registros oficiales- establece la autoría de Shakespeare de manera satisfactoria para una abrumadora mayoría de eruditos shakespearianos e historiadores literarios.
Datos concretos del consenso académico:
- En la encuesta del New York Times de 2007, el 61% de los profesores calificó las teorías alternativas como «una teoría sin evidencia convincente»
- El 32% las consideró «una pérdida de tiempo y distracción en el aula»
- Solo el 17% admitió que podría haber razones para dudar (6% sí, 11% posiblemente)
Estudios estilométricos modernos: El Claremont Shakespeare Clinic, dirigido por Ward Elliott y Robert Valenza, utilizó análisis computacional para comparar el estilo de Shakespeare con 37 candidatos alternativos propuestos. Ningún candidato alternativo pasó las pruebas, mientras que Shakespeare mostró patrones consistentes que sugieren autoría individual.
Cómo identificar una teoría conspirativa shakespeariana sólida: señales de alerta y herramientas de análisis
Criterios para evaluar las teorías alternativas
Como lectores críticos, necesitamos herramientas para distinguir entre especulación académica legítima y pura fantasía conspirativa. Hemos desarrollado una serie de señales de alerta que pueden ayudarte a evaluar cualquier teoría sobre la autoría shakespeariana:
Señales de alarma en las teorías conspirativas
1. Dependencia excesiva en coincidencias biográficas Las teorías más débiles construyen castillos de naipes basándose únicamente en paralelismos entre la vida del candidato alternativo y las tramas de las obras. Como señalan los expertos, interpretar las obras y poemas como autobiográficos, para después usarlos para construir un autor hipotético es un método que la mayoría de los especialistas literarios consideran no confiable.
2. Rechazo sistemático de evidencia documental Los oxfordianos, no obstante, rechazan los registros oficiales y proponen la teoría de conspiración de que los registros han sido falsificados para proteger la identidad del verdadero autor, recurriendo a la escasez de evidencia como prueba de su éxito. Esta lógica circular es una marca registrada del pensamiento conspirativo.
3. Búsqueda de códigos secretos y numerología Las teorías más extravagantes han recurrido históricamente a supuestos códigos ocultos en los textos. El pasado turbio de las teorías alternativas de otro autor no ayuda mucho, la verdad: macroteorías de la conspiración, numerología, códigos secretos, espiritismo.
Herramientas modernas de análisis
Estilometría y machine learning
La tecnología moderna ha proporcionado nuevas herramientas para el análisis de autoría que van más allá de las especulaciones biográficas. El análisis estilométrico examina patrones de vocabulario, estructura de oraciones y preferencias lingüísticas que son difíciles de falsificar conscientemente.
Un ejemplo reciente es el trabajo de Petr Plechác, quien utilizó análisis combinados de vocabulario y versificación junto con técnicas de aprendizaje automático para determinar qué autores también participaron en la redacción de la obra y cuáles fueron sus contribuciones relativas.
Pasos para analizar una teoría de autoría
- Examina la evidencia documental.
¿Se basa en registros históricos verificables?
- Evalúa la cronología.
¿Los tiempos coinciden con las fechas de composición aceptadas?
- Busca peer review.
¿Ha sido evaluada por académicos independientes?
- Considera la navaja de Occam.
¿Es la explicación más simple dado lo que sabemos?

El futuro del debate: inteligencia artificial y nuevas revelaciones
Lo que nos depara el análisis digital
El futuro de la investigación shakespeariana está inexorablemente ligado a la tecnología. Los algoritmos de machine learning están revelando patrones que los estudiosos humanos podrían haber pasado por alto durante siglos. Sin embargo, estos avances también plantean nuevas preguntas inquietantes.
Colaboración vs. autoría individual
Los estudios recientes han confirmado lo que los académicos sospechaban desde hace tiempo: que William Shakespeare colaboró en varias obras no es una teoría conspirativa, sino un hecho académicamente establecido. Un estudio de 2021 realizado por Petr Plecháč de la Academia Checa de Ciencias utilizó machine learning para analizar Henry VIII y confirmó que John Fletcher escribió aproximadamente la mitad de la obra.
La evidencia moderna de colaboración incluye:
- Henry VIII: 50% Fletcher, 50% Shakespeare (confirmado por IA)
- The Two Noble Kinsmen: Colaboración Shakespeare-Fletcher
- Edward III: Posible colaboración parcial de Shakespeare
- Henry VI, Parte 1: Múltiples autores identificados
¿Estamos ante el fin del mito del genio solitario? La evidencia sugiere que el modelo de autoría del Renacimiento era mucho más colaborativo de lo que nuestras concepciones románticas sobre el genio artístico quieren admitir. Sin embargo, esto fortalece, no debilita, el caso de Shakespeare como autor principal, ya que demuestra su integración activa en la comunidad teatral londinense.
Reflexiones Finales: Entre el Escepticismo Saludable y la Evidencia
Después de examinar las principales teorías conspirativas shakespearianas, llegamos a una conclusión paradójica: la pregunta sobre la autoría de Shakespeare dice más sobre nosotros que sobre el propio Shakespeare.
Los Puntos Clave del Debate
- La evidencia documental, aunque escasa, apoya consistentemente la autoría tradicional
- Las teorías alternativas a menudo reflejan prejucios de clase y época más que evidencia histórica sólida
- La colaboración literaria era más común en el período isabelino de lo que tradicionalmente se ha reconocido
- La tecnología moderna está revelando la complejidad de la autoría renacentista sin validar las teorías conspirativas
Una Perspectiva Personal: El Peligro del Elitismo Intelectual
Como investigadores del fenómeno conspirativo, no podemos ignorar que muchas de estas teorías tienen raíces en un elitismo intelectual profundamente problemático. En la obsesión por el noble oculto al que el mundo le ha hecho una injusticia y está en la mano de un grupo de iniciados (como en una religión) el sacarlo a la luz y reivindicar al gran hombre, se ha ido generando un enfermizo odio y aversión hacia William Shakespeare de Stratford.
La reluctancia a aceptar que el hijo de un guantero pudiera crear Hamlet refleja nuestros propios prejuicios sobre el genio, la clase social y el acceso a la cultura. En una era donde democratizamos el conocimiento a través de internet, deberíamos ser especialmente cuidadosos de no perpetuar jerarquías intelectuales obsoletas.
Llamada a la acción: el espíritu crítico como herramienta
La conspiración de Shakespeare nos enseña una lección valiosa sobre el pensamiento crítico. No se trata de aceptar ciegamente la versión oficial ni de abrasar cualquier teoría alternativa que suene interesante. Se trata de:
- Evaluar evidencias con criterios rigurosos
- Reconocer nuestros sesgos culturales y de época
- Mantener la mente abierta sin abandonar el rigor metodológico
- Distinguir entre especulación legítima y pensamiento conspirativo
¿Qué opinas tú? ¿Te has sentido alguna vez tentado por alguna de estas teorías? La próxima vez que te encuentres con una «verdad oculta» sobre una figura histórica, recuerda las lecciones del debate shakespeariano: las preguntas más interesantes a menudo no tienen respuestas simples, y eso está bien.
Referencias bibliográficas
- Shapiro, James. Contested Will: Who Wrote Shakespeare? Simon & Schuster, 2010. Disponible en Amazon
- Edmondson, Paul and Stanley Wells. Shakespeare Beyond Doubt: Evidence, Argument, Controversy. Cambridge University Press, 2013. Disponible en Cambridge Core
- Plecháč, Petr. «Relative contributions of Shakespeare and Fletcher in Henry VIII: An analysis based on most frequent words and most frequent rhythmic patterns.» Digital Scholarship in the Humanities, Vol. 36, Issue 2, June 2021, pp. 430-438. https://doi.org/10.1093/llc/fqaa032
- Winkler, Elizabeth. Shakespeare Was a Woman and Other Heresies: How Doubting the Bard Became the Biggest Taboo in Literature. Simon & Schuster, 2023. Disponible en Simon & Schuster
- «Shakespeare authorship question». Wikipedia, última edición julio 2025. https://en.wikipedia.org/wiki/Shakespeare_authorship_question
- MIT Technology Review. «Machine learning has revealed exactly how much of a Shakespeare play was written by someone else«. Agosto 2024.
