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Sueños lúcidos: la ciencia tras el control consciente de tus sueños

Los sueños lúcidos han fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales, representando esa extraordinaria experiencia en la que el soñador se vuelve consciente de que está soñando mientras permanece en el estado onírico. Este fenómeno, lejos de ser una rareza paranormal o un secreto gubernamental ocultado, como algunas teorías conspirativas sugieren, constituye un campo legitimado de estudio científico con décadas de investigación respaldándolo.

En nuestra sociedad actual, donde la información se mezcla frecuentemente con la desinformación, los sueños lúcidos no han escapado a interpretaciones sensacionalistas. Desde afirmaciones sobre su uso para el control mental hasta supuestas técnicas secretas desarrolladas por agencias gubernamentales, el tema ha sido objeto de numerosas especulaciones sin fundamento. Este artículo pretende arrojar luz sobre el fenómeno desde una perspectiva científica y documentada, separando cuidadosamente los hechos de la ficción.

¿Qué son realmente los sueños lúcidos?

Un sueño lúcido es aquel en el cual la persona que sueña es consciente de que está soñando durante el transcurso del sueño. Esta consciencia permite, en muchos casos, cierto grado de control sobre el contenido y desarrollo del sueño. El termino «lúcido» hace referencia precisamente a esta claridad mental que experimenta el soñador.

La diferencia fundamental entre un sueño convencional y uno lúcido radica en la activación de áreas cerebrales relacionadas con la autoconsciencia y la metacognición durante el estado REM (Movimiento Rápido de Ojos), algo que neurológicamente resulta fascinante por combinar características de la consciencia despierta con el estado onírico.

A nivel neurobiológico, diversos estudios con electroencefalogramas (EEG) han mostrado patrones distintivos durante los sueños lúcidos, con mayor actividad en la corteza prefrontal dorsolateral, área asociada con la autoconsciencia y funciones ejecutivas. Estos hallazgos, lejos de sugerir algo sobrenatural, indican que los sueños lúcidos son un estado natural de la consciencia humana con bases fisiológicas identificables.

Actividad cerebral durante sueños lúcidos EEG
Actividad cerebral durante sueños lúcidos EEG. Imagen: Shuangyi.com.mx

Historia de la investigación sobre sueños lúcidos

Aunque popularmente se piensa que los sueños lúcidos son un «descubrimiento» reciente, existen referencias históricas que se remontan a civilizaciones antiguas. Algunas de las primeras menciones documentadas aparecen en textos budistas tibetanos del siglo VIII, donde se describen prácticas de yoga del sueño para lograr la lucidez onírica con fines espirituales.

En Occidente, el primer estudio científico sobre sueños lúcidos se atribuye a Frederik van Eeden, psiquiatra holandés que acuñó el término «sueño lúcido» en 1913. Sin embargo, no fue hasta la década de 1970 cuando se produjo un avance significativo en este campo gracias al trabajo pionero de Keith Hearne y Stephen LaBerge.

La verificación empírica de la existencia de sueños lúcidos llegó en 1978, cuando Keith Hearne, en el laboratorio de sueños de la Universidad de Hull (Reino Unido), registró las primeras señales voluntarias enviadas por un soñador lúcido. El participante del estudio, Alan Worsley, había acordado previamente mover sus ojos en un patrón predeterminado (izquierda-derecha-izquierda-derecha) cuando se volviera consciente dentro del sueño. Este movimiento ocular quedó registrado en el polígrafo mientras el EEG confirmaba que Worsley seguía en fase REM, proporcionando así la primera evidencia objetiva de los sueños lúcidos.

De forma independiente, Stephen LaBerge replicó este hallazgo en 1980 en la Universidad de Stanford, consolidando la metodología para el estudio científico de este fenómeno. LaBerge posteriormente fundó el Instituto Lucidity para investigar sistemáticamente los sueños lúcidos, contribuyendo enormemente a su legitimación académica.

Bases neurofisiológicas

Contrariamente a lo que sugieren ciertas teorías conspirativas sobre «tecnologías secretas de control mental», los procesos cerebrales involucrados en los sueños lúcidos han sido ampliamente estudiados con métodos convencionales de neuroimagen.

Los estudios con resonancia magnética funcional (fMRI) y tomografía por emisión de positrones (PET) han revelado que durante un sueño lúcido se activan simultáneamente regiones cerebrales asociadas con el sueño REM y áreas típicamente activas durante la vigilia consciente. Específicamente:

  • La corteza prefrontal dorsolateral muestra una actividad incrementada, correlacionada con la consciencia reflexiva y metacognitiva.
  • Las áreas frontoparietales asociadas con la atención ejecutiva presentan mayor activación que en sueños no lúcidos.
  • El precúneo y la corteza cingulada posterior, relacionados con la autopercepción, también muestran mayor actividad.

Un estudio emblemático publicado en 2009 por Voss et al. en la revista Sleep demostró además que los sueños lúcidos presentan un patrón de ondas cerebrales híbrido, con características de sueño REM pero con un aumento significativo en la actividad gamma (40 Hz) en las regiones frontales, patrón asociado con la consciencia reflexiva.

Estos hallazgos descartan completamente la noción conspiratoria de que los sueños lúcidos son el resultado de alguna interferencia tecnológica externa o manipulación encubierta. Se trata simplemente de un estado natural del cerebro humano, aunque relativamente poco común en su ocurrencia espontánea.

Prevalencia y predisposición

La ocurrencia espontánea de sueños lúcidos varía considerablemente en la población general. Encuestas realizadas en diferentes países indican que entre el 51% y el 82% de las personas han experimentado al menos un sueño lúcido en su vida. Sin embargo, los soñadores lúcidos frecuentes (aquellos que tienen sueños lúcidos varias veces al mes) representan solo entre el 20% y el 35% de la población.

Diversos factores parecen predisponer a algunas personas a experimentar sueños lúcidos con mayor frecuencia:

  • Mayor capacidad de recuerdo de sueños en general
  • Tendencia a la introspección y autorreflexión
  • Buenas habilidades visuoespaciales y de imaginería mental
  • Patrones de sueño regulares
  • Práctica de técnicas de meditación

Contrariamente a lo que sugieren algunas teorías conspiranoicas sobre «individuos seleccionados» o «capacidades psíquicas especiales», la propensión a los sueños lúcidos parece distribuirse normalmente en la población y correlacionarse con rasgos cognitivos bastante ordinarios.

Técnicas para inducir sueños lúcidos

Lejos de ser métodos secretos o esotéricos, las técnicas para inducir sueños lúcidos han sido desarrolladas abiertamente por investigadores y entusiastas, y su efectividad ha sido evaluada en estudios controlados. Las principales técnicas validadas científicamente incluyen:

1. Comprobación de la realidad (Reality Testing)

Esta técnica consiste en adquirir el hábito de cuestionar regularmente durante el día si uno está despierto o soñando, realizando pruebas simples como intentar atravesar objetos sólidos, verificar si se puede respirar con la nariz tapada, o examinar textos (que en los sueños suelen cambiar cuando se miran por segunda vez). El objetivo es que este hábito se transfiera al estado onírico, disparando la lucidez.

2. MILD (Mnemonic Induction of Lucid Dreams)

Desarrollada por Stephen LaBerge, esta técnica aprovecha la sugestión y la memoria prospectiva. Al acostarse, el practicante debe:

  • Recordar un sueño reciente
  • Reconocer elementos característicos de sus sueños
  • Afirmar «La próxima vez que sueñe, me daré cuenta de que estoy soñando»
  • Visualizarse reconociendo que está soñando

LaBerge demostró en un estudio de 1980 que esta técnica puede incrementar significativamente la frecuencia de sueños lúcidos en participantes previamente entrenados.

3. WBTB (Wake Back To Bed)

Esta técnica consiste en despertarse después de 5-6 horas de sueño (durante o justo después de una fase REM), permanecer despierto por un corto período (15-60 minutos) concentrándose en la intención de tener un sueño lúcido, y luego volver a dormir. La efectividad de WBTB se atribuye a que se reingresa al sueño con mayor actividad mental durante una fase donde los períodos REM son más largos y frecuentes.

4. WILD (Wake Initiated Lucid Dream)

Quizás la técnica más avanzada, WILD implica mantener la consciencia mientras se transita directamente de la vigilia al sueño REM. El practicante permanece mentalmente alerta mientras su cuerpo se duerme, experimentando generalmente hipnagogia (alucinaciones del umbral del sueño) antes de entrar completamente en un sueño lúcido. Esta técnica es particularmente efectiva cuando se combina con WBTB.

Un metaanálisis publicado por Stumbrys et al. en 2012 evaluó la eficacia de estas técnicas, encontrando que MILD y WBTB mostraban los mayores índices de éxito en entornos experimentales, con tasas de éxito del 45-60% en practicantes motivados tras varias semanas de práctica.

Cabe destacar que, pese a las afirmaciones sensacionalistas en algunos foros de internet, no existe evidencia de dispositivos tecnológicos o sustancias que garantizen la inducción de sueños lúcidos de manera consistente y segura. Las máscaras de sueño que detectan el REM y emiten señales lumínicas o sonoras han mostrado resultados mixtos en estudios controlados, con efectividad modesta en el mejor de los casos.

Aplicaciones terapéuticas y prácticas

Lejos de ser una «tecnología de control mental» como sugieren algunas teorías conspirativas, los sueños lúcidos tienen aplicaciones terapéuticas y prácticas que han sido objeto de investigación legítima:

Tratamiento de pesadillas recurrentes

Uno de los usos mejor documentados es el tratamiento de pesadillas crónicas y trastornos relacionados con el trauma. La Terapia de Ensayo de Imagenería Lúcida (LIT), desarrollada por psicólogos como Barry Krakow, ha demostrado efectividad en el tratamiento de pesadillas en pacientes con Trastorno de Estrés Postraumático. El enfoque consiste en enseñar a los pacientes a reconocer que están en una pesadilla y cambiar activamente su desarrollo o desenlace.

Un estudio publicado en el Journal of Clinical Sleep Medicine en 2010 encontró que el 65% de los pacientes con pesadillas crónicas experimentaron una reducción significativa en la frecuencia e intensidad de las mismas tras aprender técnicas de sueño lúcido.

Ensayo mental y desarrollo de habilidades

Atletas, músicos y artistas han explorado el uso de sueños lúcidos para el ensayo mental de habilidades físicas y creativas. Aunque la evidencia es principalmente anecdótica, algunos estudios han documentado mejoras en la ejecución motriz tras periodos de práctica en sueños lúcidos.

Un estudio interesante de Erlacher y Schredl (2010) demostró que los participantes que practicaron una secuencia de lanzamiento de monedas dentro de sueños lúcidos mostraron mejoras significativamente mayores que los grupos de control que solo visualizaron la tarea o no practicaron.

Exploración creativa y resolución de problemas

La naturaleza maleable de los sueños lúcidos ofrece un entorno único para la exploración creativa. Varios artistas y científicos, desde Salvador Dalí hasta Otto Loewi (quien conceptualizó la transmisión química de los impulsos nerviosos en un sueño), han atribuido importantes inspiraciones a experiencias oníricas.

En contextos experimentales, La Berge y Rheingold documentaron casos de resolución creativa de problemas durante sueños lúcidos, aunque reconociendo que la evidencia sigue siendo preliminar y requiere mayor investigación sistemática.

Mitos y teorías conspirativas desmentidos

El fenómeno de los sueños lúcidos no ha estado exento de interpretaciones erróneas y teorías conspirativas. Abordemos las más comunes con evidencia científica:

Mito 1: «Los sueños lúcidos son experimentos gubernamentales de control mental»

Esta teoría, popularizada en algunos círculos de internet, carece absolutamente de evidencia. Como hemos visto, los sueños lúcidos tienen una larga historia documentada mucho antes de la existencia de tecnologías modernas y se producen espontáneamente en individuos de todo el mundo.

Los mecanismos neurológicos de los sueños lúcidos están bien estudiados y no requieren de ninguna intervención tecnológica externa. Además, el control que se ejerce en un sueño lúcido es del propio soñador sobre su experiencia onírica, no de ninguna entidad externa sobre la mente del soñador.

Mito 2: «Los sueños lúcidos permiten acceder a dimensiones paralelas o comunicarse con entidades sobrenaturales»

Esta creencia, aunque atractiva para quienes buscan experiencias paranormales, contradice todo el conocimiento neurocientífico actual. Los sueños lúcidos, como cualquier sueño, son generados por la actividad neural del cerebro durante el sueño REM, con la particularidad de mantener activas ciertas áreas frontales asociadas con la autoconsciencia.

Las experiencias percibidas como «encuentros con entidades» o «viajes dimensionales» se explican adecuadamente por la naturaleza constructiva de la conciencia humana y la capacidad del cerebro para generar escenarios inmersivos basados en memorias, expectativas y arquetipos culturales.

Un estudio revelador de Dresler et al. (2011) utilizó neuroimagen avanzada para demostrar que cuando un soñador lúcido imaginaba realizar movimientos con la mano dentro del sueño, se activaban las mismas áreas motoras que se activarían al imaginar esos movimientos estando despierto, evidenciando que la experiencia onírica ocurre íntegramente dentro del cerebro del soñador.

Mito 3: «Existe una tecnología secreta que puede inducir o monitorizar sueños lúcidos remotamente»

Esta teoría conspirativa carece de fundamento científico. Si bien existen dispositivos comerciales que intentan facilitar la inducción de sueños lúcidos (principalmente mediante la detección de fases REM y la emisión de señales sutiles), ninguno ha demostrado una eficacia consistente en estudios controlados.

La monitorización precisa del contenido de los sueños sigue siendo imposible con la tecnología actual. Los estudios más avanzados, como los realizados por Horikawa et al. (2013), han logrado reconstrucciones muy básicas y generales del contenido visual de los sueños mediante fMRI, pero están enormemente lejos de poder «leer» o «controlar» los sueños con cualquier grado de precisión.

Además, la naturaleza individual de la experiencia onírica, generada por redes neuronales únicas formadas a lo largo de toda una vida de experiencias, hace fundamentalmente imposible la imposición externa de contenidos oníricos específicos.

Experiencias de soñadores lúcidos

Para comprender mejor este fenómeno, resulta útil examinar los testimonios documentados de soñadores lúcidos experimentados, recogidos en estudios formales.

En una investigación cualitativa realizada por Stumbrys y Erlacher (2017), los participantes con experiencia en sueños lúcidos describieron sensaciones comunes como:

  • Claridad mental extraordinaria dentro del sueño
  • Consciencia simultánea del estado onírico y del cuerpo físico durmiente
  • Capacidad para manipular elementos del entorno onírico con limitaciones variables
  • Intensificación de sensaciones perceptivas (colores más vívidos, texturas más definidas)
  • En ocasiones, dificultad para mantener la lucidez por periodos prolongados

Un participante del estudio explicó: «Es como estar completamente despierto, pero dentro de un mundo que sabes que es tu creación. Puedes tocar las paredes, sentir el viento, incluso saborear la comida, pero siempre con esa certeza extraña de que estás en tu cama durmiendo».

Estas descripciones fenomenológicas coinciden notablemente entre culturas y periodos históricos, desde los practicantes tibetanos del yoga del sueño hasta los participantes occidentales contemporáneos, lo que sugiere que estamos ante un fenómeno neuropsicológico universal antes que ante una «tecnología» o «habilidad secreta».

Fases del sueño. Imagen: El Alto Jalón

Riesgos y consideraciones éticas

Aunque los sueños lúcidos son generalmente considerados seguros, existen algunas precauciones y consideraciones éticas que deben tenerse en cuenta:

Alteraciones del patrón de sueño

Algunas técnicas de inducción como WBTB implican fragmentar el sueño, lo que puede reducir su calidad si se practica excesivamente. Un estudio de Zink y Pietrowsky (2013) encontró que los practicantes intensivos de sueños lúcidos ocasionalmente reportaban fatiga diurna asociada con las prácticas de inducción, aunque no con la experiencia lúcida en sí.

Despersonalización y confusión realidad-sueño

En casos muy raros, principalmente en personas con predisposición a trastornos disociativos, la práctica obsesiva de técnicas de comprobación de la realidad ha sido asociada con episodios transitorios de despersonalización. Sin embargo, estos casos son excepcionales y generalmente se resuelven al suspender la práctica.

Adicción a la experiencia

Aunque no está formalmente clasificada como una adicción, algunos practicantes desarrollan una fijación problemática con los sueños lúcidos, priorizándolos sobre aspectos importantes de la vida despiera. Schredl et al. (2016) documentaron casos de personas que experimentaban ansiedad cuando no lograban tener sueños lúcidos durante periodos prolongados.

Es importante señalar que estos riesgos son minoritarios y generalmente asociados con prácticas extremas o predisposiciones individuales, no con la experiencia lúcida ocasional que la mayoría de practicantes busca.

Estado actual de la investigación

La investigación sobre sueños lúcidos ha avanzado considerablemente en las últimas décadas, con varios centros académicos dedicando recursos a su estudio sistemático.

Avances en neuroimagen

Los estudios con neuroimagen funcional han permitido identificar con mayor precisión los correlatos neuronales de la lucidez onírica. Dresler et al. (2012) utilizaron fMRI para demostrar la activación de redes frontoparietales durante sueños lúcidos, mientras que Voss et al. (2014) identificaron patrones específicos de coherencia gamma entre regiones cerebrales.

Estudios longitudinales

Investigaciones longitudinales como las realizadas por Schredl y Erlacher (2011) han comenzado a documentar los efectos a largo plazo de la práctica regular de sueños lúcidos, encontrando posibles beneficios como mayor capacidad de introspección, reducción de ansiedad y mejora en la calidad del sueño en general.

Aplicaciones clínicas emergentes

El potencial terapéutico de los sueños lúcidos está siendo explorado en diversas condiciones, desde el tratamiento de pesadillas postraumáticas hasta la gestión del dolor crónico. Un estudio prometedor de Spoormaker y van den Bout (2006) demostró una reducción del 60% en la frecuencia de pesadillas en pacientes que aprendieron técnicas básicas de lucidez onírica.

Investigadores como Ursula Voss en la Universidad de Frankfurt están actualmente explorando la posibilidad de inducir artificialmente estados similares a los sueños lúcidos mediante estimulación transcraneal de corriente directa (tDCS) durante el sueño REM, con resultados preliminares interesantes pero aún experimentales.

Retos metodológicos pendientes

A pesar de estos avances, el campo enfrenta importantes desafíos metodológicos. La naturaleza subjetiva y privada de la experiencia onírica dificulta su estudio objetivo, y la variabilidad en la capacidad de los individuos para lograr y mantener la lucidez complica los diseños experimentales.

Además, persiste cierto escepticismo en sectores de la comunidad científica, no sobre la existencia del fenómeno (ampliamente demostrada), sino sobre algunas de las aplicaciones más ambiciosas propuestas por sus defensores.

Los sueños lúcidos a través de las culturas

El fenómeno de los sueños lúcidos ha sido reconocido y cultivado en diversas tradiciones culturales mucho antes de su estudio científico formal, lo que contradice la noción conspiratoria de que se trata de un «descubrimiento reciente» o una «tecnología moderna».

Budismo tibetano

Quizás la tradición más elaborada sea la del yoga del sueño o «milam» en el budismo tibetano, documentada en textos que datan del siglo VIII. Estas prácticas consideran la lucidez onírica como una herramienta para el desarrollo espiritual, basándose en la premisa de que reconocer la naturaleza ilusoria de los sueños es un paso para comprender la naturaleza ilusoria de la realidad ordinaria.

El texto «Las seis yogas de Naropa» contiene instrucciones detalladas sobre cómo desarrollar la consciencia durante el estado onírico, con técnicas sorprendentemente similares a las validadas por la investigación moderna.

Antiguo Egipto

Algunos investigadores, como Greg Jacobs (1997), han interpretado ciertos pasajes del «Libro egipcio de los muertos» como referencias a prácticas similares a la inducción de sueños lúcidos, aunque estas interpretaciones son más especulativas.

Sufismo

En la tradición sufí islámica, existen prácticas de «vigilancia del sueño» (muraqaba) que guardan paralelismos con la inducción de lucidez onírica, particularmente en las enseñanzas de Ibn Arabi (siglo XIII).

Chamanismo

Diversas tradiciones chamánicas amerindias incluyen prácticas para cultivar la consciencia durante estados similares al sueño, aunque la terminología y conceptualización difiere significativamente del marco científico occidental.

Esta presencia intercultural y transhistórica del fenómeno sugiere que los sueños lúcidos son una capacidad natural del cerebro humano que diversas culturas han identificado y desarrollado independientemente, lejos de cualquier «conspiración» o «tecnología secreta» contemporánea.

Diferencias entre sueños lúcidos y viajes astrales
Diferencias entre sueños lúcidos y viajes astrales. Imagen: DiarioFemenino

Conclusiones

Los sueños lúcidos representan un fascinante fenómeno de la consciencia humana que, lejos de las interpretaciones conspiranoicas o paranormales, encuentra explicación sólida en la neurociencia contemporánea. Su estudio sistemático ha avanzado considerablemente desde los experimentos pioneros de Hearne y LaBerge, hasta convertirse en un campo legítimo de investigación con aplicaciones potenciales en psicología clínica, creatividad y autodesarrollo.

Las evidencias científicas disponibles permiten establecer con claridad que:

  1. Los sueños lúcidos son un fenómeno natural del cerebro humano, no el resultado de tecnologías secretas o manipulaciones externas.
  2. Su inducción requiere práctica y técnicas específicas, pero está al alcance de la mayoría de las personas con suficiente dedicación.
  3. Los mecanismos neurobiológicos subyacentes involucran principalmente la activación parcial de regiones frontales durante el sueño REM, no accesos a «dimensiones alternativas» ni «tecnologías de control mental».
  4. Las aplicaciones terapéuticas y de desarrollo personal tienen base empírica, aunque algunas afirmaciones más extraordinarias carecen de respaldo científico sólido.

Mientras continuamos expandiendo nuestra comprensión de la consciencia y los estados alterados como los sueños lúcidos, resulta crucial mantener un equilibrio entre la legítima fascinación por estas experiencias y el rigor científico en su interpretación. El verdadero misterio de los sueños lúcidos no requiere de conspiraciones ni elementos sobrenaturales; la capacidad de nuestro cerebro para generar estos estados de consciencia híbrida es, en sí misma, suficientemente maravillosa e intrigante.

Como dijo el pionero Stephen LaBerge: «Los sueños lúcidos nos demuestran que la consciencia humana es más flexible y las fronteras de nuestra identidad más permeables de lo que generalmente asumimos». Esta flexibilidad de la consciencia humana sigue siendo un territorio fértil para la investigación científica legítima, muy lejos de las sombras de supuestas conspiraciones.

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